Me contaste el otro día que te gustaba disfrutar de tu risa. Eso te gusta, verdad? Es una emoción positiva que te hace compartir tu estado de ánimo con los que te rodean.
Parece que tienes una selección natural para solo aceptar que aparezcan algunas emociones. Y las que no aceptas que aparezcan, solo las dejas aparecer de puntillas.
Hoy te vengo a hablar de la vergüenza.
He pasado vergüenza por bastantes cosas y, sí, como tú, la he dejado pasar solo de puntillas. Y me he perdido muchas cosas y vivencias en mi vida.
Te acuerdas cuando querías pedirle a tu jefe un cambio en tu trabajo y no lo hiciste por vergüenza? O ese día que querías decirle a esa persona, que realmente te gustaba muuucho?
Te puede haber pasado como a mí, que tenías vergüenza de hablar en público, porque tenías vergüenza de hacerlo mal. Puede ser!
¿Te imaginas la de cosas que te has podido perder? Ya sabes que tu camino en la vida, es cuestión de decidir entre un camino u otro. Cierto es, que puedes rectificar decisiones!
Y ahora, que haces? Que te parece si usamos el coaching para disfrutar de la vergüenza?
Tiene razón la pobrecita vergüenza. Está en su derecho para aparecer y que la otorgues su sitio y lugar en tu vida emocional. Además te va a ayudar a crecer. Veras.
La vergüenza es un aviso más para enfocarte en tus desafíos. Y cuando has pasado ese momento de vergüenza, llega otra emoción muy diferente. La sensación de “lo he logrado”.
Te pongo un ejemplo. El otro día estuve facilitando un taller para transformar tu sueño en visión. Lo recibían alumnos de bachillerato. Eran unos 80. Al finalizar este taller, tenían que exponer a sus compañeros, la lectura de una cartulina con fotos y textos que habían creado.
Como suponéis, a alguno costo que se ofreciera “voluntario” para verle en “acción”.
El argumento más veces utilizado fue la vergüenza. No se permitían vivir ese momento ante los demás, por vergüenza. Eso te suena!
Con un poco de insistencia y confianza, al final salían. Y resulta que los q tenían aparentemente más vergüenza, son los que “mejor” exponían la cartulina. Yo les preguntaba, por querían no disfrutar de ese momento de poner los focos encima de ellos.
La respuesta era, que al principio, estaban nerviosos y que según pasaban los minutos, ese nerviosismo se evaporaba. Es decir, dejando aparecer la vergüenza y “saborearla”, al rato aparece, la risa, la felicidad, el estar a gusto y, en este caso, un estruendoso aplauso final.
Y luego aparece el lado social. Cuando los demás ven que tras la vergüenza, no pasa nada, digamos, negativo. Ellos también quieren pasar esa vergüenza ante todos. Según avanzaba la sesión, nos faltó tiempo para los que querían leer la cartulina ante los demás. Pasaron de “obligados” a exponerla, a “voluntarios” a leerla. Fue mágica, aquella sesión de coaching para adolescentes.
¿Tú crees que te merece la pena dejar pasar estas emociones por tapar tu vergüenza?
¿Eres realmente sincero contigo mismo, por no dejar que se note tu vergüenza ante los demás?
El secreto de todo esto es aceptar tu fragilidad. Ya sabes que descubrir, lo que tu consideras, tus puntos débiles solo tiene un camino, hacerte mucho más fuerte y recibir apoyo de los demás.
Y eso, a mí por lo menos, me gusta.
Cada día, disfruto más de mi vergüenza. De la única forma que puedo. Dejándola aparecer y decidiendo ir a por ella. A por eso que me está enfocando para que vaya hacia ello.
Me sirve de motivación, ya que, cuando supero ese momento de vergüenza, he superado una de mis barreras y sigo saliendo de mi zona de confort… y sabes lo mejor, jajaja, después vendrá más vergüenza y me gusta que no tenga fin. Es muy divertido.
Disfruta de tu vergüenza!
Muy interesante y muy práctico