Una visión tiene que ser amplia y detallada.
Es amplia para que todas las personas involucradas en ella encuentren en esa visión su lugar de encuentro del grupo.
Será detallada, imaginando cuando se producirá, como la conseguirás y para qué vas llevarla a la práctica real.
Una visión tiene que ser positiva y alentadora. Te debe fomentar un espíritu positivo y ser fuente de inspiración para las acciones futuras que te lleven a tu visión.
Tu visión debe ser un desafío a tu pasado. De esta forma te inspira y justifica tu esfuerzo para la consecución de tu visión.
No te confundas. Una visión de futuro sin acción y compromiso en llegar a ella, es simplemente un sueño.
Una acción sin visión de futuro, no tiene sentido.
Sin embargo una visión de futuro, puesta en práctica, puede cambiar tu futuro.
En tu método de trabajo “visionario” es esencial que pienses, sueñes y en último lugar, que visualices tu propio futuro.
Tu visión de futuro, precede a tu éxito.
El método Merlín
“En los momentos de crisis, la imaginación es más importante que el conocimiento” Albert Einstein
Ahora te vas a convertir en un mago. Para la magia del coaching que mejor que Merlín.
Vas a adentrarte en tu propio mundo mágico. Es ahí donde tus sueños comenzaran a hacerse realidad.
Normalmente construimos el futuro desde el presente, visualizamos un futuro que es la lógica evolución de nuestro presente, con nuestros recursos y limitaciones actuales. Desde este prisma continuista no se producen grandes cambios.
El método Merlín es diferente, el mago nos invita a vivir el futuro, visualizar cómo será, y desde el futuro ir regresando al presente, identificando qué tiene que pasar, qué tenemos que hacer para conseguir ese futuro deseado. Es una planificación del futuro mucho más ambiciosa, buscamos la revolución más que la lógica evolución.
Al planificar nuestro futuro las expectativas deben ser razonables, en caso contrario podemos caer en la desmotivación y frustración, emociones que no nos ayudarán a conseguir nuestros objetivos. Necesitamos estar motivados y cargados de energía para conseguir resultados excepcionales.
Cuando visualicemos nuestro futuro, seamos ambiciosos pero razonables con nuestras expectativas y resultados.
El primer paso es orientarte al propósito deseado y no a eliminar lo que anda mal. Enfócate en lo positivo. Ahí es donde más fácil encontrarás la motivación y tu subconsciente mas predispuesto estará para ayudarte.
La tensión creativa es la fuerza que entra en juego en cuanto reconoces una visión que está reñida con tu realidad actual.
Genera tu visión. El segundo paso es imaginar que tu problema ya estuviera resuelto:
- ¿Cómo sería ahora el problema?
- ¿Qué pasos serían los siguientes?
- ¿De qué (personas, entorno, cosas, …) te alejarías y acercarías?
- ¿Qué opinaría tu entorno?
Hay que buscar solo la información relevante que necesitas. No más. Establece unos mínimos y el resto hasta tu 100% lo puedes conseguir/trabajar más adelante.
Tu visión, genera un contexto que da sentido a tus acciones. Aparecerán nuevas posibilidades que antes no te parecían posibles y no eran opciones para ti.
Realmente, una visión no es importante por lo que dice, sino por lo que te permite realizar a partir del momento que la declaras y decides comprometerte con ella.
A menudo al planificar nuestro futuro nos olvidamos de prepararnos por si las cosas no salen como esperamos, y cuando las cosas se tuercen volvemos a caer en emociones negativas que nos dificultan conseguir nuestras metas.
Es necesario preguntarnos ¿qué es lo peor que nos puede pasar?, ¿cuál sería el peor resultado posible?, y ¿si nos pasa esto qué podemos hacer?. Quien está preparado para lo peor, está preparado para todo, hay que tener un ?plan B?.
La frase de Merlin que resume su método es “Voy de dónde vengo”. ¿Qué te parece?